Hasta mí has arribado
Con suspiros y carne
Juntados a pedazos;
Siendo peregrino
En mundos extintos,
Testigo de monstruos
Pretéritos y ajados.
Hasta aquí has hallado
A los dioses
Que en otro tiempo
había venerado.
Mesías que predicaron
En esta tierra fecunda
Y predispuesta.
A un lado del camino,
Mi alter ego;
Y al otro,
La llama
Que enciende las calderas:
Eros.
He aquí la intersección,
En la mitad
De este extraño territorio,
Donde el caos habita
Y no hay rastro de miguitas
Que te guíen
Hasta el letrero de «salida».
Por Arminda C. Ferrera