Con los pies descalzos
Y el alma acuestas,
El polvo sagrado horado
Y a cada paso, un dilema.
Soñando… ¡ay! Soñando,
Abandoné mientras dormía
El camino de baldosas amarillas;
Pues mi rosa de los vientos,
A veces inconstante,
No muestra siempre el norte.
Gira rueda, gira;
Tus volteos no me intimidan,
Pues llevo conmigo el mapa,
Donde la única constante
Soy yo,
Y lo único incierto,
Es lo que existe
Entre yo y el cielo.
Por Arminda C. Ferrera
Este poema ha sido publicado
ME encanta, más completo 🙂 Que te digo más de lo que ya te he dicho!