Ahora que nada tenía no podía pensar sino en cómo saciar su hambre. Había abandonado todo: su familia, el trabajo, su casa, todas sus pertenencias salvo una. Eligió vivir en el asiento trasero de su coche de segunda mano para no responder ante nadie, ni siquiera ante sí misma. Buscaba libertad para hacer lo que quería, vivir a su manera sin que nadie le recriminara.
Alguien un día le preguntó “¿Se puede ser libre cuando se escoge por desesperación? ¿Por no querer enfrentar los problemas? La función que interpretas se cae a pedazos y en tu pantomima arrastras a otros al oscuro agujero de miseria en el que pretendes acabar tus días”
Ellos no sabían nada, no entendían nada.
Sin embargo, ahora era esclava del tiempo, esclava del hambre, del frío… pero sobre todo era esclava de la sensación de alivio, de ligereza, de despreocupación, de ingravidez por unas horas, de no sentir nada, anestesiada, indiferente como la primera vez.
Lo malo de la primera vez es que es única e irrepetible. Y por más que la buscaba no la conseguía, y la buscaba con ahínco cuantas veces se la pidiera el cuerpo. Sí, era una esclava de la única cosa que quería en su vida y que a la postre le pasaría factura.
Ellos no comprendían nada.
- Hoy no, pagaré mañana.
Por Arminda C. Ferrera
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Un beso enorme. Un abrazo.
No puedo decir más.
bello y sobrecogedor.
Libertad…pero a qué precio?
Vende su libertad a bajo precio, por emociones que se esfuman dando paso al vacío y a más desesperación
No hay liberación que valga eso…
En eso no hay libertad, sólo una falsa ilusión, una mala promesa donde sólo hay soledad y sufrimiento.
algunas personas que viven algun momento maravilloso tratan de volver a sentirlo, pero se debe entender que cada momento tiene su porpia magia, no se puede repetir un instante amado, solo crear uno nuevo.
La libertad es solo una idea la verdadera prision es la propia mente que ata nuestros actos.
jeje muy buen pensamiento me inspiro.