Callejón sin salida (Un Día Cualquiera)

Molossus (Batman Begins OST) – James Newton Howard & Hans Zimmer

Empezó a tener consciencia de lo que pasaba alrededor. Estaba sentado en una de las sillas de la cocina. Tenía las piernas y las manos atadas fuertemente. Le dolía, le dolía mucho. No entendía qué pasaba, en aquella zona no había tanta delincuencia, y si se robaba alguna casa se solía hacer cuando no había nadie, para evitar problemas. Comenzaban a cerrársele los ojos de nuevo cuando le tiraron agua helada en la cara, empapando la ropa que se adhirió al cuerpo inmediatamente y sin darse cuenta, se meó encima.
Sabemos que la tienes ¿Dónde está? ¿Se la has dado a alguien maldito cabrón? – la voz era de hombre, venía de detrás de él ¿Qué era lo que tenía? ¿La hierba? ¿Era de la poli?
E – e – e – está en la cajita que está al lado de la tele, pero por favor, no me hagan daño, ¡Sólo es un poco de hierba! ¡Dios mío, no me hagan daño!.

Alguien se colocó delante de él, tan pegado a su cara que no podía enfocar bien y aún así no podría saber qué cara tenía. Era una mujer porque si miraba hacia abajo veía su pecho y un revólver con silenciador bajo su axila.
No, no te preguntamos por la marihuana, queremos saber donde está la niña ¿Dónde está Leonor? – Aquello sí que le sorprendió, ¿Leonor? Hacía que no la veía desde que lo echaron del colegio. No entendía nada, nada de nada ¿Qué estaba pasando? ¿Porqué? ¿Por qué? ¿Por qué?
No lo sé, no lo sé, no la veo desde hace dos semanas…¡De verdad que no lo sé! – La mujer se alejó un poco y por fin la vio bien, pelo negro, ojos claros, le cogía de la mano, le cogía un dedo y un enorme dolor le dejó ciego por momentos, notaba una pulsación extraña en la mano, y supo que aquella mujer le había roto el dedo ¡y su cara ni siquiera demostraba enfado! – ¡Por Dios! ¡Por Dios! ¿Pero qué he hecho? ¡Por favor! ¡No me maten! ¡Yo no he hecho nada! ¡Juro que no sé nada! – Lloró, se sentía sólo y sabía que iba a morir allí, sin ayuda, sin saber siquiera porqué estaban aquellos psicópatas allí. Le dolía tanto la mano… Sin querer llamó a su madre sin que pudiera controlar su cuerpo. – ¡Dios mío!

Por Almudena L. Bruñas

Extracto del Sexto capítulo de «Un Día Cualquiera». Para leer el relato desde el principio hacer un click AQUí, o si quieren leer solamente el capítulo dirigios al enlace que está a continuación.

Un Día Cualquiera (6)

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