Mes: marzo 2009
A dos Velas (Diálogos Cruzados)
Por una Cabeza (instrumental) – Carlos Gardel
Amigo cantinero ponme otra copa
Para hacer más agradable las horas
Que en vela estaré de madrugada.
Shisss Cuidao! No soy un borracho

Aunque esté algo trincao
Y no sepa si hay uno o dos,
Y las líneas rectas en curvas las haga yo.
Si me doy a la bebida es por culpa
De esa mala pérfida que tengo por querida.
Agarrao me tiene por donde duele,
Esa indolente y desagradecida pécora;
Que de oro y pedruscos la he vestido,
Como si fuera una faraona del alto Egipto.
Como si de la reina de Saba se tratara,
Y aún así se hace la remolona
Para brindarme sus cariños.
Ay compadre póngame la botella entera
Que esta noche se me va hacer eterna.
Le puesto un piso en el centro,
Y cada vez que va de compras
De espanto mi cartera tiembla.
Será que sabe de magia pues en sus manos
La guita ¡puf! desaparece.
Ganas tengo de correrla,
Y que otro pibe la aguante,
Si no fuera porque la desgracio,
Como se le ocurra por otro dejarme.
Mándase un trago conmigo, compadrón
Y brindemos por las heridas del amor,
Por no poder vivir sin ellas
Pero con ellas menos aún.
por Arminda C. Ferrera
Continuación: La Filosofía de la Botella
El Tormento más dulce
«Qué fácil hubiera sido aferrarse a sus palabras, y obligarle a cumplirlas punto por punto, de forma literal. Pero las fantasías no ayudaban a encontrar el sosiego. Ni tampoco ayudaban las noches con los sueños que las acompañaban; no se repetían a menudo aunque eran más de los convenientes. Ellos se convirtieron en el más dulce de los tormentos.»
Anmarell Farwood
Historias de Nohm
Sobre el romanticismo
“¡Que despierte entre tormentos!- gritó con terrible vehemencia, dando con el pie en el suelo y vociferando en un súbito acceso de indomable pasión-. Sí, ha mentido hasta el final. ¿Dónde está? No está allí… no en el cielo… no muerta… ¿dónde? Tú me dijiste que no te importaban mis sufrimientos. Yo sólo hago un ruego…, y lo repito hasta que mi lengua se entumezca…. Catherine Earnshaw, que no descanses mientras yo viva. Dijiste que yo te maté, persígueme, pues. Los muertos, yo creo, persiguen siempre a sus asesinos. […] Quédate siempre conmigo, en cualquier forma, ¡vuélveme loco! Sólo no me dejes en este abismo donde no te pueda encontrar. […]¡No puedo vivir sin mi vida, no puedo vivir sin mi alma!”
Heathcliff
Emily Brontë
Firma aquí… donde pone tu alma inmortal
Groucho Marx: Haga el favor de poner su atención en la primera cláusula porque es muy importante. Dice que: «La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte». ¿Qué tal? Está muy bien, ¿eh?
Chico Marx: No, eso no esta bien.
Groucho Marx: Por qué no está bien
Chico Marx: No lo sé. Quisiera volver a oírlo.
Groucho Marx: Dice que: «La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte».
Chico Marx: Sí, sí… Esta vez parece que suena mejor.
Groucho Marx: A todo se acostumbra uno. Si usted quiere lo leo otra vez.
Chico Marx: Tan solo la primera parte.
Groucho Marx: ¿Sobre la parte contratante de la primera parte?
Chico Marx: No sólo la parte de la parte contratante de la primera parte.
Groucho Marx: Dice que: «La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte y la parte contratante de la primera parte será considerada en este contrato…» Oiga por que hemos de pelearnos por una tontería como esta. La cortamos. (Rasgan una parte del contrato)
Chico Marx: Sí, es demasiado largo. ¿Qué es lo que nos queda ahora?
Groucho Marx: Más de medio metro todavía. Dice ahora: «La parte contratante de la segunda parte será considerada como la parte contratante de la segunda parte»
Chico Marx: ¡Eso si que no me gusta nada!
Groucho Marx: ¿Que le encuentra?
Chico Marx: Nunca segundas partes fueron buenas.
Groucho Marx: El otro día vi un partido de fútbol y la segunda parte fue mejor que la primera. Le pegaron al árbitro y todo.
Chico Marx: ¡Eh, escuche! ¿Por qué no hacer que la primera parte de la segunda parte contratante sea la segunda parte de la primera parte?.
Groucho Marx: Pues, eh,…en vez de discutir que le parece a usted si… (Rompen otra parte del contrato)
Chico Marx: Bien.
Groucho Marx: Aquí hay una cláusula que le va a volver a usted loco de alegría, ya lo verá.
Chico Marx: No, no me gusta.
Groucho Marx: ¿Qué es lo que no le gusta?
Chico Marx: Sea lo que sea, no me gusta.
Groucho Marx: Bueno no vamos a romper nuestra vieja amistad por una cosa sin importancia. ¿Listo?
Chico Marx: ¡Listo! (rompen otra parte del contrato)
Chico Marx: Ahora en esta parte que sigue hay algo que no le gustará.
Groucho Marx: Bien, su palabra es suficiente para mí. (Rompen otro trozo de contrato) Dígame ¿la mía es suficiente para usted?
Chico Marx: ¡Desde luego que no!
Groucho Marx: Bueno quitemos un par de cláusulas (siguen quitando trozos al contrato) «La parte contratante de la octava parte…»
Chico Marx: ¡No!
Groucho Marx: ¿No?
Chico Marx: ¡He dicho que no!
Groucho Marx: La parte contratante de …
Chico Marx: ¡¡¡No!!!, esto tampoco, no…. Oiga, ¿cómo es que mi contrato es más pequeño que el de usted?
Groucho Marx: No lo sé. Seguramente será por que usted es más chico que yo. De todos modos estamos de acuerdo, ¿verdad?
Chico Marx: Sí, eso sí.
Groucho Marx: Entonces ponga usted su firma ahí y así el contrato será legal.
Chico Marx: Me olvidé decirle que no sé escribir
Groucho Marx: OH, es igual. La estilográfica no tiene tinta. Pero el contrato está hecho, ¿no es eso?
Chico Marx: ¡Ah, claro!
Groucho Marx: Nos obliga un contrato, aunque sea muy pequeño.
Chico Marx: Espere, espere.¿Qué es lo que dice aquí en esta línea?.
Groucho Marx: Oh, eso no es nada. Una cláusula común a todos los contratos. Solo dice …dice …«si se demostrase que cualquiera de las partes firmantes de este contrato no se haya en el uso de sus facultades mentales, quedará automáticamente anulado en todas sus cláusulas«
Chico Marx: Pero yo no se si…
Groucho Marx: No se preocupe, hay que tomarlo en cuenta en todo contrato. Es lo que llaman una cláusula sanitaria.
Chico Marx: Ja, ja, ja,… no me diga que ahora tenemos que vacunarnos.
Groucho Marx: (Dándole la flor del ojal de su chaqueta) Tenga, se la ha ganado por idiota
Chico Marx: Gracias
«Una noche en la opera»
(A Night At The Opera,1935)
de Sam Wood
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