Sobre las luces y las sombras (2)

Sí amor, te quiero, tanto que duele,
Pero no puedo descender al pozo y sacarte.

No amor, no se han apagado las luces, no.
La oscuridad la llevas contigo adentro.

No amor, enciende la luz que llevas escondida,
Y verás, verás debajo de tus pies la senda.
Encontrarás así la salida

por Arminda C. Ferrera

Sobre la complejidad humana (8)

–  La vida no es fácil – dijo con pesadumbre-.
– No es que no sea fácil, es que es fascinante – le respondió mientras salía de la habitación arrastrando los pies, con la espalda dolorida  y con un remeneo interesante al caminar-.

El primero, cuando se quedó solo, se sentó donde pudo impresionado por la afirmación.

El segundo, mientras se marchaba pensó  el porqué dijo aquello a un desconocido; decidió no darle más vueltas.