«Una y otra vez evocaba la danza, cuando mi mano reposaba en su espalda y sus ojos clavados en mis pupilas me abrasaban.
Y el olor a su perfume, que aún estaba metido en mi cuerpo envolviéndome; y la tensión de su alboreo cuello esbelto, unido a la curva de su hombro en la que deseaba posar mis labios. Hundirme en sus cabellos dorados, estrechando su busto contra el mío.
Y es que encontraba un placer indescriptible en la agonía de mis pensamientos, en saber que posiblemente en esa vida no podría alcanzar tal anhelo. Así pues sería terreno de lo onírico, en cuyo reino ella se rendiría al seguro paso de mis caricias y mis palabras henchidas de ferviente apasionamiento; un mundo en el que ella me profesaba amor eterno.
En ese sueño, que tantas veces había vivido, su vientre era mi cálido lecho, el hogar a donde quisiera regresar «
Anmarell Farwood
(Historias de Nohm)
A estas alturas, la gente va a pensar que es una historia romántica jajajajaja.
¡Ay las pasiones mortales!
Ainx….No es una historia romántica, pero los protagonistas de los vaivenes del destino encuentran en el amor/deshonra de la muerte un pequeño hueco donde descansar del inclemente paso del tiempo y los avatares de su larga lucha 🙂
P.D. Contesta al mvil torrija!!!
pasiones mortales a muerte!
Nótese lágrimas casi emanando de mis ojos, siempre me sucede cuando leo algo que realmente cala en mis adentros. Me gustó un montón