Age of Magic (Merlin OST) – Trevor Jones
Escuchaba el aire que acariciaba las cumbres y arrastraba con él a las nubes, el rumor de las ramas de los árboles y Los animales nocturnos que salían a cazar. El peligro aún no se cernía sobre ellos, iba a ser una guardia tranquila. Así que no dudó en entregarse a sus propios pensamientos. Desconcertantes imágenes se sucedían en su mente sin un orden que les diera coherencia. Debía meditarlo con calma antes de sacar conclusiones.
Escuchaba el aire que acariciaba las cumbres y arrastraba con él a las nubes, el rumor de las ramas de los árboles y Los animales nocturnos que salían a cazar. El peligro aún no se cernía sobre ellos, iba a ser una guardia tranquila. Así que no dudó en entregarse a sus propios pensamientos. Desconcertantes imágenes se sucedían en su mente sin un orden que les diera coherencia. Debía meditarlo con calma antes de sacar conclusiones.
Después de calmar sus pensamientos y desechar las demás ideas que brotaban en su cabeza que no estaban relacionadas con la premonición, había podido entrever que surgirían serias complicaciones y que no podrían evitar enfrentarse al ejército real. Por ello, sabía que parte de ellos abandonarían ese mundo, serían capturados o alcanzarían la libertad.
Consciente de que para algunos ese era el final del trayecto, decidió no expresarlo en voz alta; no sería útil. Para qué infundirles el temor a la muerte o el desánimo. No ignoraban los peligros que implicaban su decisión y eso era lo que necesitaban saber para cumplir su cometido. No los miraba con pena, ni compasión, así debía ser. Muchos la acusarían de cruel o de bruja. Lo que no sabrían nunca es que sin su presencia casi todos perecerían y su afirmación no era una cuestión de ego. »
Este relato pertenece al Capítulo XI de «La Piedra de las Almas» . Si quieren leerlo entero desde el principio pinchar AQUí. Si bien quieren leer el capítulo XI pueden dirigirse al enlace que está a continuación.
La Piedra de las Almas (11)
Escrito por Arminda C. Ferrera