Cosas que pueden ocurrir cuando te apeas de una guagua (autobús)

Pumpkin And Honey Bunny, Misirlou (Pulp Fiction Soundtrack) – Dick Dale & His Del-Tones

Bajarse de un medio de transporte es algo común y que no lo asimilamos a un deporte de riesgo. Pero bien mirado, nos puede ofrecer situaciones llenas de adrenalina que podría poner los dientes largos hasta las personas más temerarias. Encima tiene sus beneficios, ya que por un precio muy bajo, asequible para todos los bolsillos, puedes tener una experiencia fuera de lo corriente.

Sólo necesitas estar vestido (de la forma que más te apetezca), tener un euro con diez céntimos o un bono de pasajero y un chofer dispuesto a hacerte pasar un rato la mar de divertido. Dicho esto, ya no hay excusa… súbete a una guagua (autobús) y tu vida podrá cambiar de la noche a la mañana, claro está, según el empeño del chofer.

Mi experiencia fue más bien tibia, pero tuvo su justa medida de susto, adrenalina y ejercitación de bíceps. Además, puedo mostrar orgullosa mis heridas de guerra, como la que más. ¡Uy, no saben cuanta satisfacción me produce repetir, una y otra vez, mi aventura! Se lo aconsejo.

Puede ocurrir de varias formas, puede ser dramático, cómico o ambas, lo que ustedes prefieran.

Los Hechos: 11 p.m. (puta madre), 2 de septiembre del 2008. Guagua unidad 600, línea 1 dirección Las Palmas. Parada de León y Castillo.

La interfecta (es decir, yo) espera pacientemente delante de la salida trasera para apearse del transporte público. La guagua para y se abren las puertas. La interfecta (o sea, yo de nuevo) comienza a descender a la carretera, ya que no se aproximó lo suficiente a la acera, cuyo bordillo es de una altura considerable (punto para el chofer). No habiéndose apeado del todo, es decir, pierna izquierda en la carretera y pié derecho aún en la guagua, el chofer arranca y cierra la puerta mecánica (dos puntos para el chofer, que por ahora va ganando). La individua, evidentemente pierde el equilibrio y se queda grácilmente sentada (ejem, tos nerviosa) entre la guagua y el exterior, mientras que con su potente muslo izquierdo (ejem, tos nerviosa) interceptaba la puerta (2 puntos para el concursante). Agarrada cual garrapata al a agarradera, haciendo acopio de fuerzas, es arrastrada por la carretera unos metros, hasta que, la individua ya satisfecha por la experiencia, le pide amablemente al chofer que detenga el vehículo. Por el camino perdió un zapato y parte de piel y carne del pié, pues el roce hace el cariño (y el asfalto me quiso mucho anoche).

Luego, unos policías muy amables arrimaron el hombro a la interfecta la incorporaron y le ayudaron con todos los trámites; con lo que, además gané, un viaje totalmente gratis de regalo al hospital, ¡con ambulancia incluida! ¡Toma ya!

Después, para que me relajara un poco me tumbaron en una camilla acompañada

de unos animadores traumatológicos. Pero, ahí no queda la cosa, tuve una experiencia religiosa y pude ver el rostro de dios mientras me recomponían un poco el pié: que si recortar la piel necrosada, limpiar la sangre, la tierra y las piedrillas, etc., una delicia.

En fin, un billete de regreso al hogar de tus padres con todos los gastos pagados, un práctico y hermoso vendaje y un hematoma con forma de América del sur con la cordillera de Los Andes incluidos en el muslo, tan solo por la ridícula suma de un euro con diez centavos ¿Qué mas se puede pedir?… drogas, muchas drogas (véase Nolotil en cápsulas como caramelos de menta)

QUÉ SUERTE VIVIR AQUÍ…

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Por Arminda C. Ferrera

11 comentarios en “Cosas que pueden ocurrir cuando te apeas de una guagua (autobús)

  1. jajajajaja

    Muchas gracias Kiram, VITT por su apoyo.

    VITT: con respecto al inquilino de la casa azul, no lo recuerdo en este momento (porque la chuleta la dejé en mi casa y como que ahora no me pongo a rehacer el acertijo) 😉 a lo mejor mañana…

  2. Sé que pusiste la aclaración en el título y me esforcé por tenerla en mente mientras leía… pero, bueno, en mi país las ‘guaguas’ son los bebés (lactantes, infantes, niños de meses)!

    Ni te imaginas cómo me reí (y por partida doble!)!

  3. Tuvo que ser, entonces, surreal ¡Súbete a un bebé!, verás que divertido…
    En mi tierra, que no en mi país, guagua es autobús… lo aclaré por eso mismo, porque los peninsulares (Véase españoles que viven en el continente) y algunos latinoamericanos no lo entenderían. Así que me alegro de que te rieras el doble 🙂

  4. Jo, que pena lo que te ha pasao, pero que bueno que te lo tomes con humor 😉

    En este puto Chile, el transporte público capitalino es una real mierda! por eso aconsejo montar la bici, que si bien puede ser peligroso en una ciudad como santiago, tiene sus ventajas, especialmente a la «hora del taco».

    Un abrazo eariandes y recuperate pronto.
    OrdennegrO

  5. Muchas gracias a todos por vuestro apoyo y ánimos.
    GEMA: el chofer, de rositas no sé si se fue, supongo que igual de ilusionado y excitado como yo por la experiencia. Y sí, continuó proporcionando un viaje de placer a los demás clientes, después de arreglar los datos del seguro. Por lo demás, los pasajeros pegados a las ventanas, comían pipas y roscas (es decir, palomitas de maíz, cotufas, popcorns) mientras observaban el reality show de primera mano…
    – Ay dios! se ha matao
    – No, no… solo tiene el pié colgando
    – ¿será sangre de verdad?
    – Muy buena pinta no tiene…
    – Ay la pobre, que mala suerte… a mi tía le pasó algo parecido
    – Etc.
    ORDENNEGRO: Las bicis y yo no nos llevamos bien, no pasé de las tres ruedas jajajajajaja

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