Ecci Mundi Gadium – Mediaeval Baebes
Blanca caminó por el prado lleno de flores silvestres y hierba. Hacia un día precioso y agradable que invitaba al ocio y al esparcimiento. Se sentó en medio de todo ese esplendor primaveral y recogió unas cuantas flores para hacerse una corona de ninfa. Quedaría bien con su vestido níveo inmaculado de princesa de cuento.
Cuando la hubo terminado se la colocó con júbilo, pero poco duró su inocente despreocupación. Una sombra oscureció la luz por un momento. Fue entonces cuando se dió cuenta de que estaba en un sitio extraño, al que no recordaba haber llegado. Levantó la vista y observó a un gran pájaro, que descendía en círculos hacia ella. Resaltaba sobre el cielo azul celeste.
El gran cuervo se posó a poca distancia. Llevaba algo brillante en el pico, un resplandor dorado. No sabía si acercarse, pero cuando hizo amago de hacerlo, el cuervo lanzó un espeluznante graznido, dejando caer lo que antes atesoraba entre su pico. Batió sus poderosas alas para asustarla. Voló unos pasos más allá.
Ni corta, ni perezosa se acercó a gatas al objeto dorado que yacía en la hierba. Grande fue su desilusión cuando descubrió que era una enorme llave vieja y pesada (no era la de su casa). El cuervo graznó de nuevo y se alejó un poco más dando saltitos.
– ¿No sabrás por casualidad como puedo ir a casa?– le preguntó al animal; a lo cual respondió ladeando su cabecita- Creo que me he perdido… – Parpadeó sus ojos ambarinos indiferente –¿Me muestras el camino pajarito?
Al ponerse en pie, el ave levantó el vuelo y se dirigió al bosque que estaba a su espalda. Tomó la llave y se la guardó en el bolsillo con rapidez.
Echó a correr pues se estaba quedando atrás. Sin embargo, cuando creía que se le había escapado, al llegar al linde del bosque, lo vio tranquilamente posado en la rama de un árbol retorcido. Daba la impresión de que la estuviera esperando.
Nuevamente abrió sus alas y continuó su camino por medio del bosque.
por Arminda C. Ferrera
Jummm me gusta, no tengo ni idea de donde está blanca (recemos para que no esté dentro del libro, como Bastian) describes el lugar de forma sencilla y eficiente, como si fuera obvio que las cosas estuvieran donde están 😀
Nena gutta!! 😀
no temas, Blanca, no estás sola
No, nunca lo ha estado jua jua jua
Turbia, más que turbia… 😉
No sé por qué lo dices 😉
Ahhh, no sé… como si tu mente fuera blanca y pura… a mí no, al gato 😛 Jejeje
Una llave vieja… Un cuervo… Un prado… Un libro grabado… Un accidente de coche… PERO QUE TURBIA QUE ERES… ¡Me encanta!
Kiramcita de mi vida, no me hables de mentes blancas y puras… ¡QUE TÚ NO SABES LO QUE ES ESO! 😛
Anda, habló de putas la tacones! 😛 La turbiedad no casa con el blanco torrijilla 😛 Jeje
Kiram… Voy a hacer como que no has escrito lo que has escrito… Porque en mi pueblo eso es una declaración de guerra… Y sinceramente, te quiero demasiado, como para meterte 25 campanillas por el culo, paraluego destriparte y hacertelas tragar 🙂
¿Soy por eso una mala persona? Y creo que no 😉
Pero cómo deriva el cuento, oye… yo ni mu, por si acaso me toque después a mí
Es que me pudo la emoción del momento… Si es que en el fondo soy un sentimental y soy capaz de lo que sea, por las personas que quiero… Las campanillas sólo fueron un detallito artístico, que me encanta la música 🙂
no… si yo tb les quiero… snif
vaya…quiero saber que pasará jaaja
buena historia
saludos